El crecimiento constante del riesgo de desastres y la violencia, el aumento de la exposición de las personas y los bienes, y las enseñanzas extraídas de los desastres ocurridos o la exposición a la violencia indican la necesidad de fortalecer aún más la capacidad de respuesta a todos los niveles. Los desastres han demostrado que la fase de recuperación y reconstrucción debe planificarse antes del desastre o actos de violencia y es fundamental para reconstruir mejor y hacer que las naciones y las comunidades sean más resilientes a los desastres y la violencia.